Blog de Carlos J. García

El perfeccionismo en el TOC

Nota sobre el TOC.- Siglas del Trastorno Obsesivo Compulsivo.[i]

 

Las relaciones de influencia o de determinación «yo → mundo» se encuentran mediadas por la propia conducta, la cual, a su vez, depende de varios factores: 1) la propia voluntad, 2) las propias facultades, 3) la condición de posibilidad que ofrezca el mundo para recibir los cambios que en él se pretendan introducir.

Por su parte, la propia voluntad depende del sistema de referencia interno de la persona, de su propia identidad y de la conformación de su propia sustantividad.

Dependiendo del sistema de referencia interno de que se trate, una persona puede tener la voluntad de:

  • Dotar de un orden físico a su entorno.
  • Dotar de una concreta forma a un producto hecho por la propia persona.
  • Dotar de determinadas formas de ser a alguna/s persona/s de su entorno.
  • Dotar de ciertas formas o fines a las acciones de alguna/s persona/s de su entorno.
  • Destruir un determinado orden del entorno o de personas u objetos ubicados en él.
  • Evitar producir, o que se produzcan, como efecto colateral a sus acciones, una o más de las condiciones anteriores.

En general, el perfeccionismo se entiende tal como lo expone el DRAEL: « Tendencia a mejorar indefinidamente un trabajo sin decidirse a considerarlo acabado».

Dicho significado, podría estar referido a cualquiera de los cinco primeros puntos expuestos, si bien, no parece que pueda ser de aplicación, tal cual está definido, al último de ellos.

Ahora bien, una persona puede tener muy clara cuál es su verdadera voluntad al respecto de cualquiera de esas posibilidades, o, por el contrario, dudar radicalmente al respecto de qué es lo que ella quiere.

También puede tener bastante clara su propia capacidad, la dimensión de sus facultades, etc., o por el contrario, dudar seriamente acerca de las mismas.

Pongámonos en el caso de que una persona tenga una determinación muy clara, instalada en su SRI, referida a evitar producir, o que se produzcan, como efecto colateral a sus acciones, cualesquiera tipos de daños a las cosas o las personas de su entorno.

Añadamos a tal determinación estructural, que dicha persona presenta fuertes dudas acerca de su verdadera voluntad, y, también, acerca de la eficacia de sus propias facultades, tales como la memoria o la percepción.

Es decir, no sabe a ciencia cierta qué es lo que su voluntad pueda llegar a desear en cualquier tipo de situación, ni tampoco sabe si dispone de las facultades suficientes para darse cuenta o ser perfectamente consciente de lo que hace o ha hecho.

¿Cómo es posible dicha conjunción, entre una sustantividad, presidida por la fuerte determinación de no causar daño alguno a su entorno, y la presencia de dudas e incertidumbres, tanto sobre su propia voluntad, como sobre sus facultades referidas a la conciencia, la percepción, la memoria, etc.?

Esta pregunta solo tiene una posible respuesta: las creencias que tiene instaladas dicha persona al respecto de cómo es ella misma —tanto en su dimensión moral como en la facultativa—, no la representan fielmente, sino que, al contrario de eso, ocultan su verdadera sustantividad.

Ella no sabe cómo es, e, ignorándose a sí misma, hasta el extremo de creer que puede llegar a desear hacer exactamente lo contrario de lo que efectivamente desea hacer, cae en una trampa que la obligará a vigilar, explorar y revisar, todas y cada una de sus funciones mentales, de relación con el exterior y de las condiciones en el entorno que hubiera podido causar sin darse cuenta, mientras no se percata de que su propia voluntad es contraria a causar daño alguno.

Dicha vigilancia de sí misma, unida al empeño en hacerlo todo a la perfección para evitar causar cualquier tipo de daño, ya sea por acción o por omisión, remite a  una cierta modalidad de perfeccionismo, que poco tiene que ver con el perfeccionismo empeñado en los cinco primeros puntos expuestos.

No obstante, cabe hacer dos excepciones al respecto. En primer lugar, en un porcentaje de casos, a tener muy en cuenta, puede darse el primero de tales puntos — dotar de un orden físico a su entorno— si bien, no como un modo de ejercer control sobre el entorno, tal como se suele sobreentender, sino para evitar que los cambios de orden que puedan producirse, le distraigan de sus tareas de auto-vigilancia.

La segunda excepción se refiere al punto cuarto —dotar de ciertas formas o fines a las acciones de alguna/s persona/s de su entorno. En este sentido, una persona que vive con tal nivel de inseguridad personal, referida a la eficacia de sus propias funciones, puede necesitar imperiosamente que alguna persona de su confianza, ejerza ciertas tareas de vigilancia sobre ella.

Es decir, cuando la inseguridad invade el terreno de la eficacia de la propia auto-vigilancia, no es nada raro que pida —a veces con bastante insistencia— que otra persona presencie una cierta cantidad de sus propias acciones, para que verifique la corrección de las mismas. Por ejemplo, puede pedir a otra persona que la vigile cuando cierra la llave del gas, para tener la certeza de que efectivamente la ha cerrado.

Ahora bien, aunque vulgarmente se pudiera denominar a algunas de estas actitudes o formas de acción como perfeccionistas, las mismas tienen muy poco en común con otros puntos de los expuestos, como son el tercero y el quinto.

Además, las causas o razones por las que distintas personas generen una o más de las cuatro primeras voluntades expuestas en dicha relación, y que adquieran una gran intensidad, hasta el punto de acceder a niveles elevados de perfeccionismo, pueden ser extremadamente diferentes, ya que pueden ser reales, irreales o anti-reales.

[i] El problema psicológico que subyace a diversas alteraciones que se describen en el TOC, se trata en el libro III de la obra Realidad y psicología humana, titulado Los trastornos humanos de irrealidad. También puede encontraste en el módulo 11 —titulado Los trastornos humanos de origen formativo I— de la obra La naturaleza real del ser humano y sus alteraciones. Además, en la novela El psicólogo, uno de sus personajes presenta una de las variedades de dicho trastorno. Todos los títulos citados se encuentran expuestos en el catálogo editorial de esta misma página web.

2 Comments
  • Ignacio Benito Martínez on 23/05/2016

    No entiendo cómo puede llegar a producirse este trastorno del TOC. Además me imagino que no será nada fácil salir de él ni del tremendo sufrimiento que genera si no se conocen bien sus causas. No sé si podrías escribir algo más sobre este tema. Gracias Carlos.

    • Carlos J. García on 24/05/2016

      Tu pregunta es difícil de responder en toda la extensión que requiere. No obstante, dada su enorme importancia para poder acometer correctamente dicho problema, trataré de ofrecer un resumen de un modelo de producción del mismo en un próximo artículo. Gracias por tus comentarios.

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