Entrevista a Carlos J. García
La presente entrevista se grabó con motivo de la publicación de la novela El psicólogo de Carlos J. García. En el conjunto de esta entrevista se trata de ofrecer una perspectiva de la obra completa del autor que, debido a su amplitud, no se presta con facilidad a hacer una síntesis, si bien, consigue combinar algunos de sus fundamentos teóricos con otros, más concretos, que los ilustran. Puede ser de interés para que sus posibles lectores conozcan de antemano la lógica que engarza las diversas partes de la obra, y, en definitiva, para facilitar una lectura comprehensiva de la misma.
Muy interesante. Me gustaría compartir con Carlos García mi definición de Educación: «Ayudar a cada ser humano a establecer y mantener vínculos valiosos con la realidad, especialmente con las personas» y pedirle su opinión al respecto.
1) Dicha definición me parece un marco de trabajo suficientemente amplio para encuadrar las diferentes ramas educativas: infantil, adultos, universitaria, familiar, etc.
2) La acción educativa, expresada en términos de prestar ayuda a una persona, para que sea ella misma la que establezca sus vínculos con la realidad, también me parece adecuada.
3) En cuanto a la especificación “vínculos valiosos”, el término “valiosos” podría resultar innecesario, por cuanto creo que todo vínculo con la realidad es valioso, al contrario que otras clases de vínculos (irrealidad, falsas apariencias, etc.)
4) En relación con el concepto “vínculo”, en el caso de que no sea un vínculo real o con la realidad, puede dar lugar a muchísimos problemas. En concreto, hay muchos problemas psicológicos debidos a que una persona (niño, adolecente o adulto) se encuentre vinculada sustantivamente por otra, generalmente, bajo engaño, manipulación, etc.
5) El término realidad, presenta una importancia capital. Es uno de los que habría que precisar con la mayor claridad posible, por cuanto, vemos con frecuencia, como se confunde con otros términos diferentes, por ejemplo, con la existencia o lo que existe.
6) La última parte de la definición me parece interesante, en el sentido de considerar a las personas como parte especial de la realidad, ahora bien, es la parte más complicada de la definición. Me explicaré.
a. La sustantividad de las personas, que es parte constitutiva de su “yo”, puede contener determinantes reales, irreales o anti.-reales. En función del tipo de determinantes, albergados en forma de creencias, que rijan sus acciones.
b. Cuando los determinantes de una persona son reales, yo prefiero denominarlos “principios”.
c. En función del tipo de determinantes esenciales que den forma al ser y la existencia de cada persona, así será cada una de ellas.
d. En tal sentido, no toda persona forma parte de la realidad, propiamente dicha, ni es posible hacer vínculos valiosos con personas anti-reales.
e. De hecho son las personas anti-reales las que vinculan a otras personas, reales o irreales, poniéndolas bajo sus propios determinantes.
7) Ahora bien, los vínculos que establecemos con personas reales se concretan en que ambas personas tienen en común principios reales. En este sentido, servir o ayudar a una persona real, es equivalente a servir a principios reales, que son los que la definen a ella y los que le definen a uno mismo.
8) Más allá de eso, la amistad se puede definir en términos de compartir principios reales con otra persona, mientras, la enemistad, cuando los principios de una son contrarios a los determinantes de la otra. Es obvio, que pueden darse muchos más casos intermedios, en función de una variedad de posibles determinantes irreales presentes en una o en la otra.
9) Entre tales principios, que afectan decisivamente a la propia noción de persona, hay que poner en primer plano, el principio del bien y sus variadas ramificaciones, de índole ético o moral.
10) En mi opinión, una buena educación, consiste en ayudar a las personas a que se realicen, es decir, a que desarrollen los principios reales, los integren en su propio “yo” y los consoliden. Las facultades, también requieren sus correspondientes desarrollos, si bien, las meras capacidades no caracterizan a las personas.