¿Qué es la realidad? (Realidad III)
En los dos artículos anteriores, cuyos títulos se refieren a la realidad (I y II), he planteado dos aspectos básicos: 1) En última instancia, la realidad consiste en que haya algo en vez de nada. 2) Para que exista algo, su existencia debe ser efímera y, además, debe ser alguna forma de coexistencia.
En el presente, intentaré exponer cuáles son los requisitos que debe verificar dicha coexistencia para que haya algo real.
Para ello, debemos considerar los dos polos implicados en el hecho de que algo exista. El primero, se trata de los propios seres que hacen posible dicha existencia y, el segundo, su propia coexistencia. En todos los casos pensaré, no en cosas, sino en seres vivos, y, especialmente, en los seres humanos.
Considerando las propiedades básicas de los seres en sí mismos, en primer lugar, dado que la existencia ha de tener lugar en el mundo, dichos seres han de disponer de un organismo que la haga posible, con las correspondientes facultades que les permitan relacionarse con el exterior.
Por otro lado, tenemos las propiedades formales, tanto de su constitución, como de su funcionamiento. En este caso, tenemos dos tipos de propiedades fundamentales.
Las primeras se conocen como principios de razón. Todo ser debe verificar el principio de no-contradicción (no es posible ser y no ser), el de razón suficiente (un ser no emerge de la nada, sino que se genera desde otros seres), el de identidad (un ser es idéntico a sí mismo y, solamente, a sí mismo) y los que puedan derivarse de estos, como, por ejemplo, el del tercio excluso (un ser, es, o no es).
Las segundas, se refieren a la esencia o definición del ser en sí, que resultan imprescindibles para que pueda diferenciarse del entorno y poder existir de suyo. Se trata de su esencia gubernativa y de su identidad personal. Ambas facetas son las que configuran su «yo» y su implantación formal se encuentra en forma de creencias de determinación de sus actividades de relación y de su propia definición como el ser que es.
La esencia gubernativa no es otra cosa que los principios o determinantes últimos que rigen sus acciones de relación con el exterior, aquello que va configurando las formas concretas que adopte su existencia, o, también, las diferentes carencias que pueda sufrir cuando cede su autonomía a causas exteriores.
Acerca de la identidad personal, pueden consultarse dos artículos anteriores de este mismo blog, titulados «¿Quién soy? (I y II)», en los que se exponen algunos de sus pormenores.
El conjunto de creencias que rige las actividades de relación de un ser con el entorno, se encuentra instaurado en forma de un sistema de referencia informativo, y no solo incluye las creencias que configuran el «yo», sino, también, subsistemas de creencias acerca del entorno, de otras personas, etc.
El sistema de referencia interno cumple la función de emular o representar la realidad y cuanto existe al alcance de la propia persona.
Así, todo ser humano, debe verificar los principios reales de razón, y, además, disponer de su propio «yo» para poder existir realmente.
Por otro lado, tenemos que considerar los requisitos que hacen posible la coexistencia.
En general, tales requisitos se han considerado, junto al ser, como facetas de la realidad y se han dado en llamar trascendentales.
Para que dos seres puedan coexistir, han de verificar tres condiciones: 1) Que no se destruyan mutuamente. 2) Que puedan conocerse. 3) Que se manifiesten tal como son, para hacer posible dicho conocimiento.
En general, tales requisitos coinciden con los trascendentales del bien, la verdad y la belleza, tal como han sido tratados por la filosofía clásica.
La verdad es el principio que hace posible cualquier forma de conocimiento. El bien, es el que hace posible la continuidad de aquello que exista. La belleza es el que hace posible que haya un vínculo estrecho entre lo que algo es, y lo que expresa de sí mismo, o la información que emite acerca de sí, al exterior.
No obstante, es obvio que, en nuestra especie, estos requisitos no se verifican necesariamente por todos sus integrantes.
A este respecto, hay que diferenciar los conceptos de necesidad y de obligación. Algo es necesario cuando no puede ser de otra manera. Sin embargo, algo es obligatorio cuando puede ser de otra manera, pero al serlo se producen consecuencias indeseables.
Más adelante, intentaré aclarar en lo posible todos estos asuntos. Por el momento, me limitaré a poner de manifiesto que, si la definición última de realidad es que haya algo en vez de nada, y, para que haya algo, aquello que exista debe verificar los diferentes requisitos expuestos, entonces, hay que concluir que la realidad en cuanto a tal, los reúne.
¿Qué ocurre cuando existe algo o alguien que no verifica uno o más de estos requisitos? Cabe la posibilidad de que pueda existir, pero no podremos decir que es real. En este caso, entramos en los terrenos de lo irreal y de lo anti-real.