Occidente y Oriente: dos guerras muy diferentes
Si lo miramos desde la perspectiva ideológica occidental, la invasión rusa de Ucrania es coherente con la pretensión mundialista de eliminar las fronteras de todas las naciones. Si no hay fronteras, no hay invasiones de unas por otras, pero haberlas, a la hora de la verdad, las hay.
O tal vez sea que, el borrado de fronteras, solo rige para nosotros que estamos obligados a abrirlas de par en par para la invasión en curso de los “migrantes” procedentes de África y, si son musulmanes, más.
Putin no tiene mentalidad occidental y, no solo defiende sus fronteras, sino que invade las de sus vecinos en plan imperialista.
El daño que la ideología progre está haciendo en nuestra cultura y todas sus poblaciones es tan grande que, con este tipo de hechos de guerra, se pone en evidencia la terrible debilidad en la que estamos cayendo.
Los rusos, menos afectados por la enfermedad de la progresía que nosotros, parece que conservan su adultez, su reciedumbre, su valentía y otros rasgos por el estilo, a pesar de que no tengan una razón sólida para invadir Ucrania.
En cuanto a los ucranianos, imagino que habrán abierto los ojos lo suficiente para desencantarse de su pretendida occidentalización, incluyendo su ingreso en la UE y su integración en la OTAN.
No obstante, no debemos pasar por alto que en Occidente se está librando otra guerra muy diferente a la de Ucrania, en este caso, una guerra civil entre progresistas y conservadores, la cual, de momento, está ganando la progresía, cuyo estilo y cuyas armas no tienen nada que ver con aquella y, tal vez, se pueda considerar mucho más destructiva.
El mundialismo progresista (valga la redundancia) está incinerando todas nuestras raíces, nuestros principios y hasta nuestra reproducción biológica, pasando por la implantación de la irracionalidad más absoluta en todo lo que incumbe a las costumbres, los credos, la salud mental, los roles y todo tipo de formas de existencia derivadas de nuestra propia naturaleza.
La revolución nuestra del siglo XXI parece consistir en que: los anti-demócratas sean demócratas; los periodistas activistas; los jueces injustos; las derechas izquierdistas; los progresistas retrógrados; los publicistas propagandistas; los elitistas bienintencionados; los patriotas reaccionarios; los traidores fieles; los terroristas héroes; los historiadores novelistas; los profesores adoctrinadores; los militares pacifistas; los padres innecesarios; los niños sabios; los viejos ignorantes; los científicos dogmáticos; los sacerdotes pedófilos; los criminales inocentes; el ganado, alimento para lobos; los catedráticos políticos; los políticos mafiosos; los toreros asesinos; los papas comunistas; los votantes estadísticas; los diputados actores; las diputadas actrices; los embriones abortos; los nacidos milagros; los libreros comerciantes; los adolescentes peligrosos; los extranjeros nacionales; los nacionales inferiores; las mujeres víctimas; los hombres maltratadores; el dinero Dios; Dios un delirio; los religiosos ateos; los actores intelectuales; las prostitutas esclavas; los demócratas fascistas; los comunistas demócratas; los conductores delincuentes; los ciclistas los amos del asfalto; los consumidores contaminadores; los ocupas propietarios; los propietarios mendigos; … todo sea dicho respetando sus variadas y honrosas excepciones.
Todo lo cual es tan solo una pequeña muestra de los avances de una revolución cuyo mayor éxito ha tenido lugar en solo dos décadas.
Nuestra guerra, la que de verdad estamos padeciendo en carne (y, sobre todo, en mente) propia, utiliza una arma mucho más devastadora que los cañones rusos.
Se trata de la masiva propaganda goebelliana, capaz de envolverlo todo, que se nos aplica punto por punto a lo largo de los 11 principios que contiene:
- Principio de la simplificación
- Principio del método de contagio
- Principio de la transposición
- Principio de la exageración y de la desfiguración
- Principio de la vulgarización
- Principio de la orquestación
- Principio de renovación
- Principio de la verosimilitud
- Principio de la silenciación
- Principio de la transfusión
- Principio de la unanimidad
Estos principios de Goebbels están expuestos y explicados por Joaquín Mateu-Mollá en su artículo titulado Los principios de la propaganda de los nazis les dieron mucha popularidad en poco tiempo[i]
Quienes tengan la curiosidad de revisarlos se asombrarán de que todos ellos se verifican día a día en nuestra vida cotidiana a través de la mayor parte de los medios de comunicación de masas y de una parte considerable de la propia población.
El hecho es que dicha propaganda ya ha conseguido generar, no solo una irrespirable atmósfera ideológica en todo lo social sino, también, una transmutación que, como diría Nietzsche, se refiere a “todos los valores” que hicieron del hombre occidental aquel que forjó un mundo mucho mejor que el precedente.
En la actualidad, infantilizados, desnaturalizados, corrompidos, tiranizados y evadidos, estamos dando un enorme espectáculo de debilidad, cuando no de cobardía, frente a enemigos que parecen haber conservado las virtudes elementales necesarias para afrontar la vida en serio.
Si los ucranianos tenían la ilusión de incorporarse a esta anti-cultura occidental, seguramente sería porque no la conocían bien.
Siendo cierto que la guerra en Ucrania no es nuestra guerra y que Putin no tiene razón para invadirla, también lo es que la otra vertiente de la propaganda occidental que ha llegado a Ucrania ha contribuido a desarrollar su tentación de formar parte de la UE y de la OTAN, lo cual, colindando con Rusia, era una tentación peligrosa como, a la postre, se ha demostrado.
Por otro lado, nosotros somos un país que tiene parte de su territorio, el de Gibraltar, invadido y ocupado por Gran Bretaña, albergamos bases estadounidenses en nuestro territorio, la OTAN no nos ayuda ni nos ayudará en la protección de las ciudades españolas de Ceuta y Melilla frente a las pretensiones de Marruecos; y que la misma USA tiene a Marruecos como aliado preferente frente a España. En tales circunstancias, pertenecer a la OTAN con todas las obligaciones que eso comporta es una incoherencia.
Por ejemplo, si Marruecos invadiera Gibraltar en vez de Ceuta o Melilla estaríamos obligados a defender la posesión del Peñón a favor de Gran Bretaña, mientras nadie ayudaría a España si la invasión marroquí fuera contra nuestras ciudades africanas.
El colmo de la frustración de la esperanza ucraniana de ser defendida por los países occidentales se refiere a que las represalias contra Rusia se ciñen a un paquete de sanciones económicas que, con toda seguridad, a Putin le parecerán insignificantes y, además, nos perjudicarán a todos en igual o mayor medida que a Rusia.
[i] https://psicologiaymente.com/social/principios-propaganda-goebbels
No veía el tema de Rusia como lo ves tú, creo que tengo más claro lo de la tiranía progre se sufre a diario. La verdad que es dar la vuelta a todos los principios reales, y llevar a un mundo sin fronteras gobernado por todo lo anti-real. Es tremendo, ya no deben aprender los alumnos, sino que deben formarse los profesores, y los alumnos con dar los buenos días ya tienen un premio, y por supuesto el aprobado. Lo mismo sucede con los ancianos sabios o los niños que no tienen ni idea de la vida. Se premia la ignorancia, la estupidez, la maldad, la nada… Da la sensación que caminamos a un mundo sin fronteras gobernado por 4 mentes maléficas que tienen el asunto más que bien estudiado.
No tengo ni idea del tema de los rusos, ni sé qué piensan por allí, ya que me pilla muy lejano. Pero sí que da la sensación de que occidente camina al alimón hacia un vacío ideológico total (mucho más con el nuevo presidente americano).
Pero bueno, si dos fuerzas disputan algo, en vez de que uno sólo gobierne el mundo, creo que es mejor. De todas maneras es muy raro todo, y no lo logro entender. Entre los presidentes rusos y chinos, hay muchos guiños que no sé que tendrán de verdad ni de fondo.
En lo que sí estoy de acuerdo, es que lo más dañino para la civilización es la ideología progre occidental, que por otro lado queda como mucho más «pacifista» que los tanques rusos. Quedar de buenos se le da muy bien a los «progresistas».
En cuanto al problema ucraniano creo que es muy interesante una revisión de la larga historia de Ucrania y de sus manifiestos vínculos con Rusia a lo largo de varios siglos, además de su historia reciente que se torna muy conflictiva desde el año 2004 hasta la actualidad.
En lo referente a la destrucción cultural de occidente estoy de acuerdo contigo
Gracias por el comentario
Hola Carlos. Coincido plenamente en tu excelente análisis de la situación. Es muy muy deprimente, pero es la verdad y hay que aceptarla.
Por decir algo positivo, muy positivo, ojalá nuestra decadente sociedad aprenda algo de la ucraniana, que no va a rendirse a pesar de la diferencia de fuerzas. Sin olvidar a Polonia, país perseguido salvajemente por el progresismo, dado que es una nación sensata, que no se vende y es católica, y que está acogiendo en una semana a medio millón de refugiados y seguirá así. Algo que sería impensable en nuestras hipócritas sociedades occidentales que pregonando «solidaridad, paz, unidad, diálogo» dejan a un país europeo ser masacrado para evitar represalias. Y si en algún momento llegan a ayudarla implicándose más, no será por principios, solo será para protegerse ellos mismos de un personaje que, siendo igual de malo que la élite que dirige el mundo occidental, es mucho más duro, más inteligente y más imprevisible. Creo que él sabía bien cuál iba a ser la reacción de un occidente al que conoce bien, con quien se ha aliado tantas veces para enriquecerse
De todas formas y aunque sea tan doloroso, la sociedad occidental se enfrenta por fin a la realidad material que agazapada se escondía detrás de tanta propaganda y control mental, una realidad dura y tangible que sí puede hacer despertar a la gente, aunque tal vez ya sea tarde.
Da la impresión de que, detrás de esto, hay algo más que el guion que nos venden de un simple imperialista dispuesto a todo por más poder.
Un fuerte abrazo Carlos
A lo largo de estos últimos días, desde que publiqué este artículo, he tratado de profundizar en las raíces de la guerra Ucrania-Rusia y creo que he conseguido formarme una idea verosímil de, al menos, una parte de las causas complejas que la han desatado.
La reflexión me ha conducido a considerar que, en el fondo, solo hay una guerra con diferentes medios y apariencias. Es la guerra del mundialismo contra la humanidad que quieren destruir. Dicho así, parece excesivamente abstracto, pero como síntesis puede servir.
Pero el ataque a la humanidad incluye todo aquello que constituye su esencia y todo aquello que tiene para su existencia, para lo cual necesita su organización en naciones soberanas.
Aparte el toda la propaganda contra la esencia real del ser humano, el mundialismo que opera contra Europa incluye el debilitamiento y futura disolución de los estados nacionales, sobre todo, mediante la injerencia que tiene la Unión Europea en múltiples aspectos que, según los tratados, no le corresponden. Los ataques más evidentes se ceban contra Polonia y Hungría por ser las naciones más resistentes a su influencia.
Por su parte, Rusia, de momento, no ha caído bajo el mundialismo y tal vez sea la nación que más se resiste militarmente, precisamente por tener un gobierno nacionalista muy fuerte y, además, armamento nuclear.
Por otro lado, es obvio que Ucrania, que aspira a ser miembro de la UE y de la OTAN sí tiende a obedecer los dictados mundialistas y parece cooperar con diversas agencias de EEUU para ser punta de lanza frente a Rusia.
En relación con el tema de las revoluciones de colores, una de las cuales padeció Ucrania, te recomiendo que revises el artículo El pacifismo revolucionario o la guerra pacífica que publiqué el 02/10/2017 en relación con el golpe de estado en Cataluña. No obstante, me permitiré transcribir unos párrafos del mismo:
«El mayor invento bélico ocurrido en el presente siglo no es un arma que explosione con consecuencias materiales devastadoras al estilo de las nucleares.
Se trata de una de las ideas más retorcidas utilizada como herramienta para la producción de guerras de las de siempre: la idea de la revolución no violenta.
Se aplicó con el invento de las primaveras árabes, ampliamente jaleado por nuestros medios de comunicación, y, por lo tanto, auspiciado, suscitado o premiado por Occidente.
Al parecer, el método seguido en aquellas supuestas revoluciones sociales, de apariencia espontánea, consistía en la aplicación de un manual escrito en Boston por Gene Sharp[i] en la que fueron formados algunos líderes de las mismas.
En Siria, país del que procede la mayoría de los refugiados que quieren llegar hasta nosotros, ha ocurrido lo mismo, aunque el régimen de Al Asad todavía no ha llegado a caer, debido al apoyo de su aliado ruso y a una guerra civil que tiene aterrorizada a la población como nunca antes había ocurrido.
El ejemplo, se ha repetido en mayor o menor grado en varios países musulmanes.
Al parecer, por razones geoestratégicas, Ucrania, tampoco se libró de su correspondiente revolución sin violencia, que culminó con la expulsión de un presidente que había sido elegido democráticamente, es decir, en un golpe de estado. La guerra civil en la que derivó aquella revolución sin violencia acabó partiendo el país en dos.
Las argumentaciones que se puedan dar, para esta política occidental de injerencia en los asuntos internos de todos estos países, resultan insignificantes a la vista de las consecuencias que están teniendo. No cabe mayor amargura, muerte y destrucción en poco más de una década tenebrosa.»
Por otro lado, si recordamos la guerra de EEUU contra Irak, declarada por el presidente George W. Bush, que devastó el país entero y depuso a su presidente Sadam Hussein, bajo el pretexto de que disponía de un arsenal de armas de destrucción masiva, lo cual se constató que era falso, se consideró “una guerra preventiva”, es decir, se legitimó que un país pudiera atacar a otro simplemente por considerarlo una amenaza potencial. Tampoco debemos olvidar que, en la crisis de los misiles de Cuba, John F. Kennedy lanzó una flota contra los barcos de la URSS consiguiendo que tales barcos se vieran obligados a volver a los puertos soviéticos. También aquello fue preventivo.
Lo que no se debe hacer es emplear valoraciones contrarias ante hechos similares en función de quienes sean los que los efectúan.
Por lo tanto, totalmente de acuerdo con tu resumen: «detrás de esto, hay algo más que el guion que nos venden de un simple imperialista dispuesto a todo por más poder.»
Otro abrazo para ti y muchas gracias por tu comentario.