Presentación del libro La gran aventura del «yo»
He de reconocer que nunca o casi nunca he visto con buenos ojos los libros clasificados como de autoayuda.
Esto no significa que considere que sean inútiles en todos los casos o que a determinadas personas concretas nos les hayan servido en algún sentido, pero por lo general su planteamiento para abordar los problemas personales me parece erróneo.
Hay diversas razones en las que fundar dicha crítica.
La primera reside en los objetivos prácticos que a menudo plantean. Estos suelen estar referidos a eliminar o cambiar acciones, reacciones, emociones, estados de ánimo, pensamientos, etc. Así, identifican una o más de tales actividades, de las que algunos sujetos puedan considerar problemáticas, ofrecen un cierto conjunto ordenado de técnicas para combatirlas y listo. El resto queda a merced de la práctica de las mismas.
Es cierto que un determinado tipo de acciones, de emociones, etc., pueden llegar a constituirse como un problema personal. Por ejemplo, el consumo de determinadas sustancias, las compulsiones, la angustia, etc.
No obstante, tales tipos de estados o de actividades, antes de que se lleguen a considerar problemáticos en sí mismos, son siempre manifestaciones de un auténtico problema personal previo que los produce.
La confusión entre el padecimiento de un problema personal y las manifestaciones del mismo, lo que hace es ocultar dicho problema y obviar la causa de sus manifestaciones, lo cual no ofrecerá un buen pronóstico para salir de él.
Generalmente, la persona que lo padece solo es consciente de dichas manifestaciones o de alguna/s de ellas, por lo que no es raro que crea que el problema son ellas o está ceñido a ellas.
Así, cuando encuentra un título de alguna publicación que dice servir para superar ese tipo de estados, pensará que ha dado con la herramienta idónea para resolver su problema.
Es como si una persona que tenga una enfermedad, que tiene entre sus manifestaciones un concreto dolor en el abdomen, creyera que su problema es la manifestación que nota y lo tratara de resolver con algún analgésico para eliminarla.
Lo lógico sería que primero averiguara la causa de dicho dolor y, una vez descubierta, tratara de eliminarla. Es decir, siguiendo la lógica de las relaciones «causa → efecto», tratar de eliminar la causa para eliminar el efecto, ya que si el analgésico le quita el dolor conservando la enfermedad, ésta puede seguir un curso nada deseable. El verdadero problema no es el dolor que sirve para detectarlo, sino la causa del mismo.
En general, hay que conocer las causas de aquellas manifestaciones de las que tenemos conciencia, para ser conscientes, también, del origen de las mismas.
Aplicar técnicas, procedimientos, programas, etc., sin saber cuál es el problema, es tan absurdo en el caso de los problemas psicológicos como en el de los problemas físicos.
Los problemas personales hay que investigarlos, detectarlos, conocerlos y hacerlos conscientes para que empiecen a dejar de ser problemas. De hecho una percepción certera, amplia y clara de un problema y de la causa de su producción, suele ser la parte principal de su resolución.
Ahora bien, para que podamos ser conscientes de algo hemos de disponer de la capacidad de verlo, lo cual depende de varios factores importantes.
El primero, es tener conocimiento general de cómo es y cómo funciona psicológicamente el ser humano. Sin esto no será posible averiguar cómo es o cómo funciona uno mismo, ni tampoco qué tipo de problema pueda ser el que padece.
Hace falta un espejo en el que poder mirarse que devuelva una imagen, lo más fidedigna posible, de uno mismo.
El segundo es que, partiendo de dicha imagen, efectuemos una indagación de nuestros propios orígenes, el entorno familiar, la atmósfera en la que nos formamos, hasta poder entender las razones de nuestro propio modo de ser y de los posibles problemas que padezcamos.
Sin conocimiento de uno mismo, por muchas manifestaciones propias de las que seamos conscientes, resultará prácticamente imposible llegar a tener una existencia mejor.
El «yo» de cada ser humano no es lo mismo que el propio ser. Además, su tarea principal es hacerse cargo de ese mismo ser en el que emerge y llevar a cabo su existencia en el mundo.
Nuestra conciencia es una facultad exclusiva del «yo», pero está limitada por el conocimiento y las creencias de que disponga cada persona. No se puede ser consciente de lo que no se sabe ni se puede cambiar aquello de lo que no se es consciente.
De ahí que la verdadera autoayuda radica en efectuar el conocimiento preciso de uno mismo y de sus circunstancias, y disponiendo de la conciencia básica del propio modo de ser y de sus causas, abordar la gestión de la propia existencia y de los problemas que la dificulten.
El libro en el que he estado trabajando desde hace tiempo, cuya publicación se hace efectiva esta semana, se titula La gran aventura del «yo».
Dicho libro responde al propósito de producir una herramienta que sirva de espejo para que, aquellas personas que lo consideraran oportuno puedan disponer de un conjunto de herramientas con las que poder percibirse a sí mismas, en los aspectos fundamentales que todo ser humano debería tener en cuenta para conocerse a sí mismo.
«Yo» se encuentra entre «mi propio ser» y «mi existencia». En el primer caso, es sujeto de las propias funciones e identifica lo que es propio del ser. En el segundo, representa al propio ser en su complejidad como una unidad a la que pone en relación con el mundo exterior.
Salvo contadas excepciones, cualquier ser presenta una avidez intensa hacia su propia existencia. Toda nuestra constitución está diseñada para que podamos existir en el mundo y eso es, en última instancia, lo que nos importa.
Nuestra vocación por existir es una condición, no solo existencial, sino que es constitutiva de nosotros mismos. Ahora bien, de nada nos serviría existir materialmente si no fuéramos conscientes de la existencia de nuestro propio ser.
Si el «yo» de una persona es muy rico, en el sentido de estar elaborado con un gran conocimiento del propio ser, y si es muy fuerte, en el sentido de gobernar las propias funciones de relación con todo lo circundante, la conciencia del mismo aportará una experiencia existencial más nítida que si la persona no es muy consciente de sí misma, o si carece de una cierta fortaleza en sus relaciones con el mundo exterior.
Cuanta más conciencia llegue a cobrar el propio «yo» de sí mismo, en tanto síntesis del propio ser, tanto mayor será su propia impresión existencial y tanto más rica su propia experiencia.
Ahora bien, una gran parte de los seres humanos presenta problemas estructurales en el complejo sistema que compone el propio ser, adquiridos durante su desarrollo, los cuales problematizan el «yo», por lo que ya sea de forma implícita o explícita, dificultan la propia existencia y la conciencia que el «yo» disponga de la misma.
Tanto la conciencia de las cosas exteriores como la del propio ser se encuentran vinculadas al «yo» de la propia persona. El «yo» es el sujeto de toda la conciencia de que disponemos, pero debemos facilitarle la tarea de adquirir conciencia del propio ser y de su existencia, aportándole el conocimiento indispensable para que la adquiera.
Por regla general, la conciencia de las cosas y situaciones exteriores es notablemente más sencilla que la conciencia del propio ser y de sus diferentes estados, lo cual suele deberse a un déficit de conocimiento y, también, a las creencias erróneas que lo dificultan.
Es en este terreno en el que hay que abordar los problemas fundamentales de la existencia humana, para poder mejorarla en todo aquello que verdaderamente depende de uno mismo.
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Gracias Carlos por el nuevo libro, voy a empezar a leerlo, ya te contaré.
Gracias a ti.
Querido Carlos: cuánto me alegro que hayas publicado un libro con un título tan revelador. ¡Voy a comprarlo ahora mismo!
Gracias Celia.
Yo lo compré anoche. La verdad que el tema merece mucho la pena, y se ha escrito poco sobre él. Seguramente sea uno de los temas más desconocidos en la actualidad. Muy barato, la verdad.
Gracias Ignacio.
¿Alguien puede decirme dónde puedo comprarlo en Madrid? Gracias, Carlos, por la publicación del libro que me será muy útil.
Los libros de papel llegaron el viernes pasado a la distribuidora Latorre Literaria, y aunque las librerías Proteo y Prometeo habían detectado su publicación por medio de la agencia ISBN y anunciado en su página web, lo cierto es que la distribuidora todavía no ha enviado ejemplares a las librerías. Espero que lo hagan esta misma semana.
Por otra parte, la Feria del Libro de Madrid se va a celebrar del viernes 25 de mayo al 10 de junio próximos y la distribuidora Latorre tendrá el libro a la venta en su propia caseta, que es la número 31.
Los datos de contacto con dicha distribuidora son los siguientes:
Latorre Literaria S.A.
Cº Boca Alta, naves 8 y 9
Polígono EL MALVAR
28500 Arganda del Rey
Madrid
España
________________________________________
Telf: (+34) 918 719 379 / (+34) 918 719 372
Fax.: (+34) 918 719 408
Correo electrónico: info@latorreliteraria.com
En caso de cualquier dificultad para adquirirlo mi correo electrónico es: autoriamedinaceli@gmail.com
Siento el retraso y gracias por el interés. Carlos
Muchas gracias, Carlos
Siento que el libro en papel no haya estado disponible todavía. Gracias a ti.
Muchas gracias Carlos por tu nuevo libro. Solo ya el titulo es apasionante…. LA GRAN AVENTURA DEL YO. Me apetece mucho iniciar esta aventura para llegar a un profundo conocimiento de mi ser y sobre todo de mi Yo. Sin duda, este nuevo camino que ansio iniciar sera mucho mas fácil de la mano de tus reflexiones y conocimiento que estoy seguro encontraremos en este libro.
Nuevamente gracias Carlos por compartir con todos los que te apreciamos y seguimos tu sabio conocimiento.
Ya solo por tu comentario ha valido la pena escribirlo. Un abrazo
Gracias Carlos por seguir alimentando nuestra curiosidad y conocimiento. Voy a empezar este libro como mi gran aventura para este verano mientras continúo la lectura de toda tu obra que me está resultando muy enriquecedora en estos tiempos. Gracias de nuevo.
Espero que la lectura de este nuevo libro te facilite la lectura del resto de la obra, pues creo que he conseguido exponer algunas ideas con mayor claridad, además de algunas innovaciones que le añaden una dimensión práctica. Gracias a ti.
magnifica noticia! Enhorabuena! Y felicidades por adelantado: seguro que es muy bueno. Un abrazo
Gracias por tu confianza. Otro abrazo para ti.
Enhorabuena, vamos a existir más y mejor con este libro. La caseta 31 está al comienzo del Paseo de Coches y pasa a ser – para mi – la caseta estrella de la Feria. ¿No vendrá nuestro querido autor a firmar ejemplares un día?
Gracias Lupicinio. Viviendo fuera de Madrid ni siquiera me he planteado lo de la firma. Tal vez en otra ocasión. Un saludo.