Reinventarse
Últimamente, se detecta en el ambiente una cierta tendencia a ofrecer como solución a muchos problemas, sobre todo económicos, la idea de reinventarse a uno mismo. Incluso hay cierto público entrevistado que afirma haberse reinventado y que el hecho de hacerlo le ha venido muy bien.
En principio, no se sabe muy bien qué significa eso, aunque a veces se limita, por ejemplo, a un mero cambio de peinado o de vestuario, o puede extenderse al inicio de una nueva actividad profesional, otra forma de comportarse, etc.
Algo preocupante es la duplicación del verbo mediante el prefijo re-. Si algo o alguien se reinventa se está dando por supuesto que previamente se ha inventado a sí mismo o ha sido inventado por algún otro.
¿Somos meros inventos de nosotros mismos? ¿Somos inventos de otros? ¿Podemos equipararnos al invento de un nuevo detergente de lavadora o a la invención de una simple novela?
Antiguamente se decía de quien carecía de esencia, mismidad, personalidad o algo propio de él, que era un sinsustancia.
Otro asunto es que quien quisiera inventarse a sí mismo, su carencia de sustancia posiblemente se lo permitiera, pero carecería de la autonomía y de la independencia de sus facultades para poder hacerlo.
Esto le condenaría a tener que buscar una causa ejemplar exterior, un modelo de imitación o atenerse a las instrucciones que le fueran dadas por algún medio de comunicación. Por lo tanto, ya no se inventaría él a sí mismo, sino que sería inventado por aquellos sujetos.
Esta idea de la reinvención del ser humano me recuerda a otra corriente paralela, en un orden mucho más preocupante, denominada transhumanismo. El asunto consiste en que, dando por hecho que la evolución natural del ser humano ha llegado a su fin, ahora es el propio ser humano el que ha de diseñarse a sí mismo como especie para evolucionar a su antojo.
En todo esto hay dos opciones: O se considera al ser humano, incluido uno mismo como mera materia prima, al estilo del barro, o se considera al ser humano como un ser preformado por la naturaleza y por la cultura en la que se haya desarrollado.
El problema de considerarlo como simple materia prima está referido, sobre todo a que alguien habrá de tomar la decisión acerca de lo que quiere hacer con nosotros y con la propia especie. ¿Quién será el que se haga con ese trascendental poder?
Tal vez, todo esto ya esté ocurriendo en sus inicios y los laboratorios de ingeniería social tengan bastantes respuestas, pero, por si acaso, no habría que caer en la trampa de las invitaciones a la reinvención de uno mismo.
Otra cosa muy distinta se expresa con el verbo rehacerse. Cuando uno ha caído y se encuentra coloquialmente deshecho, si lo supera se dice que se ha rehecho, es decir, que ha vuelto a cobrar su forma esencial. Esto no solo es posible, además de ser algo bueno, sino que es lo recomendable en esos casos.
Algo que he ido viendo en referencia a este tema, que no sé si estarás de acuerdo y por eso lo quería plantear aquí, es la justificación ante cierta contradicción en la forma de ser y por lo tanto de su expresión en el comportamiento en las entidades anti-reales. Se quiere explicar asuntos como: en un momento dado de la vida de alguien es muy dependiente y después pasa a ser muy independiente, de no controlar nada a ser controladora, de tener una actitud muy restrictiva con la sexualidad de uno o una de sus hijos, a ser muy permisiva con otros, de ser muy amigo de alguien a odiar a esa persona. Estas contradicciones que están expresando que en realidad era una apariencia previa y que no había nada que sostuviera esa existencia, para poder lograr ciertos intereses de poder, son justificadas desde ese concepto de «reinventarse», como si hubieran sufrido un cambio radical, y así de cara a una posible valoración externa (que puede verlo extraño, o dudar de ser verdadero ese cambio) , explican ese cambio en positivo. Reinventarse está de moda pero de quienes pueden modificarse según les convenga.
La perspectiva que ofreces al respecto de la reinvención personal es plenamente congruente con el tremendo manejo de las apariencias que hacen los seres anti-reales. Primero está la propaganda de que es posible esa reinvención, para, una vez acuñado el concepto, utilizarlo como justificación para cambiar sus falsas apariencias según les convenga. Un problema colateral es que bastantes personas que no son anti-reales caen en la trampa y creen en esa posibilidad, para, más tarde, descubrir que lo único que han hecho ha sido perder sustantividad para acomodarse a exigencias absurdas del entorno, social, laboral, de parejas, etc. Gracias Sergio.