Blog de Carlos J. García

Un espejo inteligente en el que mirarnos

Tómese el presente artículo como una breve reseña de la obra La rebelión de las masas [i] de Ortega y Gasset.

Nota.- la numeración de las páginas correspondientes a las citas expuestas corresponden, todas ellas, a dicha obra.

«Lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone dondequiera. […] La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien no sea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado… Ahora “todo el mundo” es solo la masa…. Vivimos bajo el brutal imperio de las masas.» (pp. 86-87)

Dicha cita está extraída de uno de los libros más brillantes de Ortega en el terreno psicológico, escrito hace más de setenta años y cuya vigencia parece incrementarse a medida que pasan los años.

La actualidad de su descripción y de su pronóstico socio-político es de una precisión admirable —lo cual, por otro lado,  es un dato importante acerca de la tesis que él mismo sostiene consistente en que el futuro se puede prever o pronosticar con bastante acierto.

Su análisis del hombre-masa es prácticamente la radiografía de la estructura psicológica de un hombre cuya mediocridad viene a ser la moda estadística del momento. Adelanta Ortega la siguiente introducción:

«Esto nos lleva a apuntar en el diagrama psicológico del hombre-masa actual dos primeros rasgos: la libre expansión de sus deseos vitales –por tanto de su persona- y la radical ingratitud hacia cuanto ha hecho posible la facilidad de su existencia… Heredero de un pasado larguísimo y genial –genial de inspiraciones y de esfuerzos- el nuevo vulgo ha sido mimado por el mundo en torno. Mimar es no limitar los deseos, dar la impresión a un ser de que todo le está permitido y a nada está obligado. La criatura sometida a este régimen  no tiene la experiencia de sus propios confines. A fuerza de evitarle toda presión en derredor, todo choque con otros seres, llega a creer efectivamente que sólo él existe y se acostumbra a no contar con los demás, sobre todo a no contar con nadie como superior a él.» (p.124)

Según Ortega, el prototipo psicológico de dicha tipología humana se caracteriza, entre otros muchos más rasgos, que él mismo describe, por los siguientes:

  • La homogeneidad.
  • El vacío de su propia historia.
  • La carencia de interior, de intimidad propia, de un yo irrevocable; es simple caparazón. Finge ser cualquier cosa.
  • Solo tiene apetitos.
  • Cree que solo tiene derechos y no cree tener obligaciones. (pp. 52-53)
  • No puede vivir como persona.
  • Es hermético. No está abierto de verdad a ninguna instancia superior.
  • Carece de proyectos a realizar mediante sus esfuerzos individuales.
  • Inserta su actividad en la acción en masa. (pp. 67-68)
  • Es un irresponsable intelectual.
  • No se valora a sí mismo bien o mal por razones especiales sino que se siente como todo el mundo y no se angustia por ello. (p.83)
  • No se exige nada especial a sí mismo, no se perfecciona, no se esfuerza, es auto-complaciente. (p. 84)
  • El hombre masa es el hombre cuya vida carece de proyecto y va a la deriva. Por eso no construye nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes. (p. 115)
  • En las escuelas se ha enseñado a las masas las técnicas de la vida moderna pero no se las ha educado. (p. 117)
  • El hombre masa no se encuentra con trabas o impedimentos ni cree que deba soportar nada. Aprende que todos los hombres son iguales. (p. 121)
  • Cree que un mundo, técnica y socialmente tan perfecto, no se ha construido con esfuerzo, sino que le viene dado por naturaleza. No admite que todas las facilidades que tiene se apoyan en ciertas difíciles virtudes de los hombres y que si estas fallaran todo se derrumbaría. (p. 123)
  • La masa por afán de vivir tiende siempre a destruir las causas de la vida. (p.125)
  • El hombre masa está satisfecho tal y como es, y afirma y da por bueno cuanto en sí halla: opiniones, apetitos, preferencias y gustos. (p. 127)
  • Es inerte, (p. 130), es decir, inactivo, estéril.
  • Mientras que en otros siglos vivir era sentirse limitado y tener que contar con lo que nos limita, ahora vivir es no encontrar limitación ninguna y, por lo tanto abandonarse a sí mismo, pues nada es imposible, nada es peligroso y nadie es superior a nadie.
  • Se cree con derecho a tener opinión sobre todos los asuntos sin previo esfuerzo para forjársela, lo que le constituye en “masa rebelde”. (p. 133)
  • Impone la vulgaridad como un derecho. (p. 135)
  • No escucha, solo juzga, sentencia y decide. No quiere la verdad, ni la reglas del juego que la verdad impone. (p. 136)
  • Elimina la cultura y las reglas de toda cultura imponiendo la barbarie. (pp. 136-137)
  • No quiere dar razones, ni quiere tener razón. Simplemente se encuentra resuelto a imponer sus opiniones. (p. 138)
  • La tónica de la existencia del hombre-masa es la insinceridad, la broma. (p. 168)
  • Es la época de las “corrientes” y del “dejarse arrastrar”. Casi nadie presenta resistencia a los superficiales torbellinos que se forman en arte o en ideas, o en política, o en usos sociales. Por lo mismo, más que nunca, triunfa la retórica. (p. 169)
  • En la estructura psicológica de este nuevo tipo de hombre-masa, se encuentra lo siguiente: 1º, una impresión nativa y radical de que la vida es fácil, sobrada, sin limitaciones trágicas; por tanto, cada individuo medio encuentra en sí una sensación de dominio y triunfo que, 2º, le invita a afirmarse a sí mismo tal cual es, dar por bueno y completo su haber moral e intelectual. Este contentamiento consigo le lleva a cerrarse para toda instancia exterior, a no escuchar, a no poner en tela de juicio sus opiniones y a no contar con los demás. Su sensación íntima de dominio le incita constantemente a ejercer predominio. Actuará, pues, como si sólo él y sus congéneres existieran en el mundo; por tanto, 3º, intervendrá en todo imponiendo su vulgar opinión sin miramientos, contemplaciones, trámites ni reservas, es decir, según un régimen de “acción directa”. (p. 160)
  • El envilecimiento, encanallamiento, no es otra cosa que el modo de vida que le queda al que se ha negado a ser el que tiene que ser. Este, su auténtico ser no muere por eso, sino que se convierte en sombra acusadora, en fantasma, que le hace sentir constantemente la inferioridad de la existencia que lleva respecto a la que tenía que llevar. El envilecido es el suicida superviviente. (p. 167)
  • Como no es posible convertir en sana normalidad lo que en su esencia es criminoso y anormal, el individuo opta por adaptarse él a lo indebido, haciéndose por completo homogéneo al crimen o irregularidad que arrastra. (p. 203)

¿A qué atribuye Ortega la emergencia del hombre-masa?

«Ésta es la cuestión: Europa se ha quedado sin moral. No es que el hombre-masa menosprecie una anticuada en beneficio de otra emergente, sino que el centro de su régimen vital consiste precisamente en la aspiración a vivir sin supeditarse a moral ninguna. […] Niego rotundamente que exista hoy en ningún rincón del continente grupo alguno informado por un nuevo ethos que tenga visos de una moral. Cuando se habla de la “nueva”, no se hace sino cometer una inmoralidad más y buscar el medio más cómodo para meter contrabando.» (p. 248)

¿Qué nos parece este espejo pulido en 1930 para enfrentarnos a él con la valentía necesaria para aceptar lo que veamos y obrar en consecuencia?

 

[i] ORTEGA Y GASSET, JOSÉ; La Rebelión de las Masas; Primera edición de 1937; Ciencias y humanidades; Austral; Ed. Espasa Calpe; Madrid, 2008

9 Comments
  • Ignacio Benito Martínez on 11/04/2016

    ¡Tremendo artículo! Casi diría que un poco aterrador… El hombre sin moral, todos regidos por lo mismo: la nada. Un hombre que no es un ser humano, que es un muñeco, al que se ha desprovisto de la capacidad de pensar, de sentir, de amar, de vivir… Más cercano a un robot que a un ser humano.
    Lo que no deja de asombrarme, es la cantidad de esfuerzo que se ha tenido que invertir en que vayamos hacia esto. No creo que sea fácil configurar una sociedad en la que los hombres piensen de una manera homogénea. ¡Deben de ser siglos de esfuerzo!
    Me viene a la memoria la novela «1984» de George Orwell, que posiblemente haya sido el libro que más me ha impactado, no solo a mí, sino que por su transcendencia, parece ser que a muchos millones de lectores.
    Esta novela, creo que estuvo a punto de llamarse «El último hombre en la tierra», o un nombre parecido que no recuerdo exactamente.
    Si el ser humano se caracteriza por algo, es por su capacidad para pensar, que es lo que nos diferencia del resto de las especies animales. Si se nos quita esto: ¿en qué nos convertimos?
    De todas formas la novela de Orwell no es la única que habla de un mundo deshumanizado…

  • Francisco on 05/06/2016

    Un artículo fantástico una maravilla descriptiva de lo que hay. Y ante esto, qué hacer, qué postura adoptar.

    • Carlos J. García on 06/06/2016

      El mérito corresponde íntegramente a José Ortega y Gasset. Gracias por el comentario

  • Nacho on 11/06/2016

    Hola. Gracias a Carlos por este blog y por supuesto a todos los que aportan ideas.
    No me gustaría caer en el defecto que describe Ortega sobre verter opiniones sin reflexión. Una mezcla de timidez y de genuina voluntad de aportar algo interesante siempre me hacen dudar sobre intervenir o no.
    Pero hay que ser valientes aun a riego de decir bobadas siempre que uno considere de verdad que no lo son. Así que ahí va:

    Si. Estoy de acuerdo con Ortega.
    Pero cuidado. Creo que una de las consecuencias de su descripción del hombre-masa es su permanente atribución a la masa de los efectos no deseados que esta forma de ser genera en el.

    Corremos el riego de aplaudir esta brillante exposición del entorno social y así justificar nuestro malestar, y al mismo tiempo no darnos cuenta de que esta actitud,abdicando de nuestra responsabilidad, forma parte del hombre masa. Porque si nunca me equivoco la culpa es de los otros. Y si la culpa es de los otros me quedaré en la astenia de siempre. Por eso me parece muy acertada la pregunta de Carlos.

    Creo que la deshonestidad es generalizada en toda la sociedad. En casi todos nosotros.

    Los políticos, por poner un ejemplo candente, son solo una muestra estadística de cómo somos. No es estadísticamente posible que un subconjunto social numeroso sea generalizadamente corrupto sin deducir consecuencias de la totalidad de la masa social. La política corrompe? Pues obviamente no a los que no se dejan. Por qué corrompe a la mayoría?
    Este es solo un ejemplo de esa deshonestidad social pero lo importante, y creo que esa es la pregunta de Carlos es: cuál es nuestra responsabilidad personal en cómo estamos como sociedad? Nos identificamos uno a uno en ese espejo que describe Ortega? Somos valientes para aceptar el resultado de ese análisis ? Vamos a despertar de una vez?
    Y obviamente y en primer lugar me lo aplico a mí mismo.
    Y yo creo que no se trata de cambiar a nadie. Ni de iniciar sospechosos movimientos sociales. Basta encargarse de uno mismo. Esa es nuestra gran responsabilidad.
    Todos tenemos hijos, amigos, compañeros y familia. Todos tenemos un campo pequeño de influencia. Y ser humildes, honestos y valientes es un buen ejemplo. Al menos el ejemplo de la actitud de intentar mejorar con esfuerzo.

    Un saludo

    • Carlos J. García on 11/06/2016

      Tu comentario, lejos de ser una “bobada”, es todo lo contrario. Además, estoy totalmente de acuerdo en que, el ser humano, primero debe empezar por mejorar uno a uno, y solo a partir de ahí cabría esperar sinergias de tipo social.
      Ahora bien, por concretar mi respuesta en alguno de los aspectos que tratas, mi principal preocupación al respecto de lo comentado por Ortega, radica en el incremento tecnológico en el manejo de “las masas” y en la producción de esas mismas “masas”, por parte de las instituciones políticas. Hoy en día tenemos presente en nuestras vidas una especie de monstruo capaz de demoler las hechuras fundamentales de la autonomía y la independencia de los seres humanos, y, sobre todo, de extinguir el uso común de las facultades de conocimiento y valoración. Se trata de la televisión. Además, el papel de internet como banco de información general, puede tener una doble función no exenta de peligros. El mayor problema que pueden generar ambos medios es que sustituyan, suplan e inhiban el uso de las facultades de conocimiento, valoración, formación de creencias, etc., de las personas, y ofrezcan clichés y protocolos, tal como se hacía en la era pre-platónica en Grecia, llevándonos hacia atrás, hasta volver al homo habilis. Noto una tendencia bastante general de muchas personas en darse por satisfechas con recibir pasivamente las influencias de tales medios y dejarse moldear por ellos, sin ejercer esa responsabilidad primaria a la que tú aludes, que conlleva la imprescindible tarea de pensar, investigar, descubrir y conocer, en el sentido más radical de este último término, que conlleva la tarea de hacerse uno a sí mismo participando activamente en el proceso.
      Magnífico comentario.

      • Nacho on 12/06/2016

        Gracias Carlos. No puedo estar más de acuerdo contigo. Los medios de comunicación masivos, aquellos que han conseguido una licencia para emitir en televisión, no son obviamente independientes de los que les han dado ese permiso. Su línea editorial, los supuestos tertulianos independientes, el contenido sesgado de la información que aportan, el desprecio a comunicar solamente el hecho objetivo, la masiva pre digestión valorativa de los hechos, todo ello persigue conformar una opinión en el espectador. Que lo consigan solo depende del espectador.
        Me sorprende que no nos demos cuenta porque sus métodos son tan burdos que son poco menos que evidentes.
        En cuanto a internet soy bastante más optimista. Obviamente sin una actitud previa de no creerse nada seremos carne de cañón de cualquiera de los grupos sociales alternativos que, en buena parte, pretenden acoger a los desencantados del medio televisivo para ocupar el nicho de poder que abre el desencanto. Pero internet al menos nos deja la posibilidad de elegir que queremos ver. Nos deja la posibilidad de estar conversando en este magnífico blog unos cuantos y compartir nuestras opiniones.
        Ya casi desde sus inicios el poder sabe perfectamente de este peligro para ellos y ha tratado y lo sigue haciendo de controlarlo. En este contexto han surgido «mártires» como Aaron Swartz que pese a su juventud lo entendió perfectamente.
        Pero como tú dices acertadamente, si no existe una actitud de filtrado, análisis, crítica de la información que nos llega nos dejaremos manipular por cualquier grupo de poder.
        He percibido que existen maquiavélicas estrategias de manipulación por parte del poder de siempre para controlar aquellas nuevas corrientes de opinión que se escapan a la evidente estrategia de manipulación a través de la tv. Y no es difícil hacerse con su control ya que, abundando en mi comentario anterior sobre nuestra deshonestidad, si el valor -dios social es el dinero y el poder asociado, se compran fácilmente.
        El antídoto no puede ser otro que el que tú dices. Pero internet está ahí como fuente de datos. Y sobre todo nos permite tener siempre accesible y en muchas ocasiones de forma completa la información y no la selección sesgada que hacen los medios comprados. Espero que sobreviva.
        Me preocupan mucho los adolescentes, de cualquier edad, que son vulnerables por definición al chantaje social que vende aceptación a cambio de auto negación. Ojalá se acerquen a este blog.
        Por cierto felicidades por tu novela. Altamente recomendable y baratísima en formato ebook!

        Un saludo

        • Carlos J. García on 12/06/2016

          Solo una nota a añadir a tu comentario. Hace años leí un libro de Nuria Amat que se titula «De la información al saber» en el que advertía la gran diferencia que hay entre tener información de algo o saber algo. Hoy en día, hay un ingente volumen de información disponible que, precisamente por su cantidad, es muy fácil que se convierta en desinformación. No se pueden leer millones de libros, ni explorar millones de páginas web, ni ver las decenas de miles de películas que se producen anualmente en todo el mundo… Por ello, cuando te refieres a que si no existe una actitud de filtrado, análisis, crítica de la información, etc., la información podría ser contraproducente, esto se podría traducir en que hay que saber buscar, elegir y seleccionar cuidadosamente la información buena y verdadera. Ahora bien, ese saber no puede provenir de esa misma información inabarcable, sino de la previa adquisición de una formación integral desde la que se pueda disponer de una estructura cognoscitiva que sirva de modelo real para, desde ella, proceder a la gestión de la información disponible. Esta parece ser la carencia fundamental, y la razón de que no preocupe seriamente a poder alguno, el hecho de que la población disponga de toda la información que inunda los medios.
          Por último decirte que no sabía que habías sido tú el que había comprado la novela (es broma). Gracias y un saludo.

  • Francisco on 13/06/2016

    Sólo añadir una opinión personal: el libro » de la información al saber» se debería estudiar en los colegios. Gracias

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